Una pastelería en Tokio



Sentaro trabaja en un humilde negocio Tokio. Cada día acude a una pequeña caseta en donde prepara un dulce típico del país, el dorayaki, que sirve en silencio a los pocos clientes que lo solicitan. Un día una singular anciana llamada Tokue le pide trabajo y le asegura que podrá cocinarle muy bien el anko, las pasta de judías con que se rellenan los dorayakis. Sentaro se queda atónito ante tal petición, pero las palabras favorables de una jovencita, cliente habitual, y el delicioso anko que prueba de manos de la anciana, le empujan a contratarla. Los clientes no tardarán en agradecer el cambio, y entre el hombre, la anciana y la jovencita se establecerá un vínculo especial.

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