Timbuktú


Tombuctú y sus alrededores han sido ocupados por islamistas radicales, partidarios de la yihad, que imponen nuevas reglas a los autóctonos, gente sencilla que ha vivido siempre pacíficamente su fe en Alá. Ahora se ven violentados por una fuerza policial y unos tribunales que persiguen a quien fume, juegue al fútbol o escuche música, con ideas tan peregrinas como la de que uno mujer que vende pescado debe cubrirse las manos con guantes de lana, por un supuesto sentido del decoro. Con este panorama el pastor Kidane, que vive en las dunas con su esposa Katima y su hija Toya, y un chaval que les ayuda, Issan, deberá afrontar un juicio tras un desgraciado incidente.